lunes, julio 02, 2007

A orillas del río piedra me sente y llore...





A orillas del río piedra, me senté y lloré, cuenta la leyenda que todo lo que cae en las aguas de este río-las hojas, los insectos, las plumas de las aves- se transforma en las piedras de su lecho. Ah, si pudiera arrancarme el corazón del pecho y tirarlo a la corriente; así no habría más dolor, ni nostalgia, ni recuerdos.
A orillas del río piedra me senté y lloré. El frío del invierno me hacía sentir las lágrimas en el rostro, que se mezclaban con las aguas heladas que corrían delante de mí. En algún lugar ese río se junta con otro y despues con otro, hasta que, lejos de mis ojos y de mi corazón, todas esas aguas se confunden con el mar.
Que mis lágrimas corran así bien lejos, para que mi amor nunca sepa que un día lloré por él. Que mis lágrimas corran bien lejos, así olvidaré la arena, el mar, lo poco, pero mucho que recorrimos juntos; olvidaré los caminos, las montañas y los campos de mis sueños, sueños que eran míos y que yo no conocía.
Me acuerdo de mi instante mágico, de aquel momento, en que un SÍ o un NO, puede cambiar toda nuestra existencia. Parece que sucedió hace tanto tiempo y, sin embargo hace apenas un poco tiempo encontré a mi amado y lo perdí; las manos se me helaban, las piernas se me entumecian a causa del frío, hoy procuro vivir y dejar los recuerdos para cuando esté vieja, quizás el amor nos hace envejecer antes de tiempo, y nos vuelve jovenes cuando pasa la juventud, pero cómo no recordar esos momentos, por eso escribo, para transformar la tristeza en nostalgia, la soledad en recuerdos, para que cuando acabara de contarme a mí misma esta historia, pudiese volver a jugar con arena, las aguas apagarán lo que el fuego escribió...en fin todas las historias de amor son iguales...

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