NADIE PUEDE POSEER UNA SALIDA DE SOL...

Como aquella que vi una tarde, así como nadie puede poseer una tarde con lluvia golpeando en las ventanas; la serenidad que un niño durmiendo derrama alrededor, o el momento mágico de las olas rompiendo en las rocas. Nadie puede poseer lo más bello que existe en la tierra, pero podemos conocer y amar; a través de estos momentos nos mostramos a los demás.
No somo dueños del sol, ni de la tarde, ni de las olas, ni siquiera de nuestra propia visión de las cosas, porque no podemos poseernos a nosotros mismos...
él extendio su mano y le entregó una flor... las personas dan flores de regalo, porque en las flores está el verdadero sentido del amor, quién intente poseer una flor, verá marchitarse su belleza, pero quién se limite a mirar una flor en el campo, permanecerá para siempre con ella, porque ella combina con la tarde, con la puesta de sol, con la tierra mojada y con las nubes en el horizonte.
Ella miraba la flor, él volvió a tomarla y la devolvió al jardín...
Los ojos de ella se llenaron de lágrimas, estaba orgullosa de él...