MIEDOS

Hace un par de años escribí sobre el MIEDO, en ese entonces no recuerdo en qué emisora radial hablaron del tema y dijeron que una de las mejores terapias era anotarlos, (no recuerdo cúal era la idea, pero creo que luego de leerlos te das cuenta de que quizás hay cosas peores que haz superado en tu vida y ya los que eran miedos antes, se vuelven virtudes hoy)... en ese momento le tenía miedo a los bicharracos; a no enamorarme nunca más; a volver a enamorarme; a que mi hija sufra o que corra suerte desafortunada; a no tener dinero, a tener mucho; a las arañas de rincón; a reencontrarme con el amor de mi vida; a la vejez de mis padres; ver sufrir a los que me rodean; a alguna enfermedad irreversible; a mi muerte en la niñez de mi hija; a la muerte de mis seres más queridos; al miedo más grande: no poder arrinconarlo para que no sea él quién tome mis propias desiciones...

Debo confesar que mi miedo o esos grandes miedos ha cambiado, la mayoría están superados, ya no le temo a los bicharracos, me he topado con algunos que me ayudaron a superarlo; me encantaría volver a enamorarme (después de tanto tiempo el destino se ha encargado de enseñarme, como siempre lo hace); no voy a dejar que mi hija sufra (me voy a encargar de que sea feliz); no voy a perder todo lo que tengo; tengo una enfermedad irreversible y he aprendido a vivir con ella ¡va qué tanto!; ¿fracaso, qué diablos es eso?; volví a toparme con el amor de mi vida, y la verdad es que lo único que provocó en mí fue algo de lástima, por darme cuenta en quién estaba convertido. Pero, debo confesar también que algunos perduran, como el miedo a la muerte de la gente que amo, y uno nuevo se ha gestado en mí: volver a ser madre y no saber elegir un padre para ese hijo...

Los miedos se sienten constantemente, como un símbolo de nuestras propias identificaciones, no podemos vivir, ni depender de los miedos, quizás hoy se tiene miedo, pero quizás mañana ya no, tal vez podamos mirar hacia los lados y darnos cuenta de que siempre habrá álguien que tomará nuestra mano para ayudar a enfrentarlos, los miedos son simples, son complejos, solo desaparecen cuando vemos más allá de ese propio miedo, tal vez sea solo susto o poca valentía, tal vez sean solo estados de la etapa que estamos viviendo, lo interesante es saber identificarlos, conocerlos y hacer de ese miedo una historia que en estos momentos nos hace crecer como personas...