domingo, noviembre 08, 2009

PREGÚNTELE A MIS HORMONAS.


La palabra hormonal dejó de ser una exclusividad del sistema endocrino. Al igual que depresivo y zen, el tèrmino trascendiò su origen para adquirir una significación cultural y hoy algunas personas lo toman como ofensivo, yo las defiendo a regaña dientes y estoy muy orgullosa de las mías, me hice amiga de mi tiroìdes :) asi que ando happy, happy.

Las hormonas, un arma secreta que tienen guardada los hombres para ser usada en el momento preciso; recuerdo hace un tiempo atrás haber tenido una conversación media cabezona con un tipo con el que estuve saliendo durante un par de meses, nada del otro mundo cuando no se está en este (aunque debo reconocer que es un buen hombre, me cae bien) sabíamos que la cosa llegaba hasta ahí no más, el elástico no daba pa más, me argumentó que era hombre, yo no le dije nada, para qué, no venía al caso, pero me puse roja de la molestia, y me dije para mis adentros, que machista el comentario, como si nosotras no tuviesemos hormonas, como si no nos dieran ganas de tener sexo de vez en cuando y de cuando en vez, ¡valor!.

Claro que hay personas que piensan que decirle a una mujer hormonal es lo mismo que decirle loca y en algunas mujeres al decirle hormonal activan una tecla irrebersible. ¿Por qué resulta tan humillante cuando se hormoniza una conversación?. El hecho de que las hormonas sean las responsables de una conducta indeseable, en realidad, no cambia nada. Que te llamen tonta o desquiciada, no empeora si la culpa es de tus hormonas. Seguramente, todo se remonta al siglo XIX, cuando se empezó a diagnosticar la histeria femenina, un trastorno que empezó a ser muy frecuente en Inglaterra. Se trataban de crisis nerviosas que sufrían las señoras de la clase alta. Los médicos consideraron que el problema era de orígen hormonal-sexual y que el remedio eran masajes en el clìtoris que el mismo doctor aplicaba a la paciente hasta llevarla al orgasmo, con lo que los síntomas desaparecían. Mmmmh!, considerando lo puritana que era aquella sociedad victoriana, no me sorprende que hubiesen tantas histéricas en busca de su tratamiento. Más tarde se inventó el consolador eléctrico, como una herramienta más higiénica para el alivio de esas crisis, así nació el vibrador, algo que a nadie le escandalizo por tratarse de un objeto terapéutico, cosa que sabemos sigue siendo.

Mucho después se descubrió el síndrome premenstrual o SPM. Sí, es sexista decirle a una mujer controle sus hormonas (pero a mí me encantan las mías) como hizo Fernando Villegas el año pasado con una feminista, ¡mierda! el otro día lo tuve en frente y este pasaje no lo recordé, de seguro una talla buena se me habría ocurrido.

Yo debo reconocer- a riesgo de que mi confesión sea utilizada en mi contra- que el SPM me pega fuerte, soy voluble, caprichosa y lunática, a veces histérica, a veces sensible, y a veces insoportable, pero no siempre todo lo anterior tiene que ver con mis hormonas, a veces también con las actitudes de las personas...
Bueno, he decidido mandarle este post a todas mis amigas, y de pasada invitarlas a mi cumple, despues de leer esto sabrán qué regalarme XD.

3 comentarios:

franhilz dijo...

¿irá la "hormona" del siglo XXI a reemplazar al "alma" del siglo XIX?

lo voy a averiguar.
ya te aviso.

saludos!

soledá dijo...

heyyyyyyyyyyyyy me compre el libro feuchguebiet (zonas húmedas) si me preguntas en cortas palabras que opino de él: mmmm! basura notablemente perturbadora, pero sabes creo que esas cosas tambien hay que leer, es carito, pero en fin avanzo a paso lento, porque la verdad es waw, hay que tener estómago, más adelante voy a hacer un post al respecto, un abrazo...

soledá dijo...

ha con respecto a las hormonas, creo que siguen siendo las mismas, la única diferencia es que hoy existen más métodos de tratamientos, para tranquilizarlas... XD