martes, marzo 24, 2009

Me sentaba casi todas las noches en un café...


Eran muchos días los que llevaba en busca de mi don; me quedé sorprendida, al final y al cabo, ya poseía mi don...
Todos los caminos llevan a Roma-me dije-usando un viejo proverbio para indicarme que los dones podían ser despertados en cualquier lugar, un día, finalmente hice mi camino.
En nuestros encuentros siguientes, me contó la historia de su búsqueda, cuando terminó le pregunté si podía algún día escribir lo que había oído.
En un primer momento asintió. Pero cada vez, que nos encontrabamos, iba colocando un obstáculo, quería saber qué tipo de gente lo leería, y cómo reaccionarían...
-No puedo saberlo-respondí, pero creo que ésta no es la causa de tu preocupación.
-Tienes razón-me dijo, es porque creo que es una experiencia muy particular, no sé si las personas podrán sacar algo provechoso de ellas.
Este es un riesgo que corremos juntos. Un texto anónimo de la tradición dice que cada persona en su existencia, puede tener dos actitudes: Construir o Plantar.
Los constructores pueden demorar años en sus tareas, pero un día terminan aquéllo que estaban haciendo, entonces se paran y quedan limitados por sus propias paredes; la vida pierde sentido cuando la construcción acaba.
Pero existen los que platan, éstos a veces sufren con las tempestades, las estaciones y, raramente, descansan. Pero al contrario de un edificio, el jardín jamás para de crecer.
Y al mismo tiempo, que existe la atención del jardinero, también permite que, para él, la vida sea una gran aventura.
Los jardineros siempre se reconocen entre sí, porque saben que en la historia de cada planta está el crecimiento de toda la tierra...

No hay comentarios.: